FOTOGRAFÍA de Pura María García
La ciudad por donde ahora camino
no es ya más la ciudad antes mía.
En nada se parecen sus parques, descendidos
desde la imaginación ausente
de niños que no saben reconocer
la silueta extravagante del gladiolo.
Esta ciudad no le pertenece,
ya no,
a la huella que dejaron mis pasos,
dubitativos interrogantes
que yacen por un tiempo sobre el suelo.
Los bancos se han despoblado de palomas.
Hay una esquina que no puede doblarse,
que no conduce a otra,
ni siquiera a un cruce de silencios.
Esta ciudad que no me pertenece
es alimento invisible de una noche que lucha
por caducar su negritud
y ser presagio en un alba intuida.
Los hombres de bien caminan muy despacio,
mirándose el ombligo
mientras dialogan,a gritos, con su ego.
Evitan aceptar que las ratas abandonan por la noche
la humedad sin resistencia de las alcantarillas.
Sin embargo,
en esta ciudad que ya no es mía,
los borrachos,
esta noche,
levantan la cabeza.
*Escucha la música que acompaña al poema:
Tu ciudad, mi ciudad, constantemente en cambio porque nosotras tenemos la capacidad de cambiar y asumir el cambio constantemente.
Hi ha tantes ciutats que canvien, el problema que no és per a bé. Cal tornar a repoblar el llogarets abandonats.