FOTOGRAFÍA de Pura María García
Conmoción
tan íntima como expansiva,
que abre la cremallera que encierra
las vísceras humanas.
Se muestra.
Se toca, acercando la mirada
a la rugosa superficie de la idea
que lo representa, único,
ante nuestros ávidos ojos.
Un instante.
Un latigazo.
La conexión de lo que creemos percibir
con lo que quizás, ficticio o real,
se suma al convencimiento
del ayer intransferible ya vivido.
La mano que crea para destruir la realidad
y transfigurarla.
El bien y el mal,
la cara y el envés,
reunidos en un artefacto producido de la nada
que regresará a la nada
en cuanto el observador camine
y se aleje de su estela.
Arte.
Intuitivo conocimiento imposeido.
Prueba de que la única finalidad es fijar la vida
a la vida
que huye
sin impedimento posible.
Arte en los dedos.
En la voz.
En un objeto.
En la idea.
Sin más mediación que las dos silabas
que componen su nombre substantivo.
DEJARON SU VOZ ESCRITA…