FOTOGRAFÍA de Pura María García
Pasaron sus pies
como las horas se suceden.
Hechuras de tiempo
que conforman el inconformista inventario
de la vida.
Una ventana se iluminó.
Nacieron las nubes.
Se levantó la morada de la noche.
La ciudad, a la deriva.
Supo que las fronteras parpadeaban extrañeza.
Supo que en él habitaban, también, sus enemigos.
El espejo de un charco le devolvió,
turbia,
su mirada.
Sus pies continuaron su andadura.
Alguien le esperaba, sin saberlo,
en la garganta afónica del alba.
DEJARON SU VOZ ESCRITA…