FOTOGRAFÍA de Pura María García
Era la trastienda donde quedaban huesos,
mariposas,
un despiadado amanecer
y un pasado mañana que recogía,
del porvenir,
la cal desprendida del pasado.
Los bosques de un otoño extraviado
sucumbían al deshielo de los pasos.
Allí, donde nunca hubo razones para el miedo,
el alma se convirtió en sal y alumbre.
Nunca.
Siempre.
Entonces.
Todavía.
Los adverbios lamían las riberas del río del silencio.
Lo posible, el fruto insolente del azar
nos llevó de nuevo hasta encontrarnos.
Arreció el vendaval de besos
que nos quedó prendido entre las manos.
Una luz, sencilla nos bastó para mirar
el desprenderse del otoño
y su caduco paso.
Qué bien sondeas los rincones del alma!!! Precioso poema 🤗👍
Creo que a lo largo de mi vida,y por suerte,he vivido tantas experiencias,poniendo en ellas el alma,que han decidido otorgarme el aprobado en el máster de buceo del corazón en otros corazones!!! Un abrazo bien grande, compañera de buceo!!!
A tí por expresar tan bien!!