FOTOGRAFÍA de Pura María García
El resto era el resto de la vida.
Comprendí que las palabras, derramadas
como racimos de uva temprana,
no servirían en el momento en que los días
cedieran al préstamo usurero
de ese futuro que cae frente al presente,
derrotado,
inservible,
falto de posibilidad de ser hilván eterno.
Supe de mi condición animal.
Sentí las garras de un cuerpo de barro
ofrecido a la carne.
Miré los ojos de quien estaba, también entonces,
presente en todas partes:
ese mí misma atrozmente dolido,
huella del dilema grabado entre las piedras.
No sé si és així, però em produeix tristor
Una besada