FOTOGRAFÍA de Pura María García
Nada,
tampoco la bruma de este amanecer,
me recorre la piel
con la extrema dulzura
de tus manos.
Son arados de luz.
Aves detenidas sobre su propio ritmo,
arrancándole al clímax
su encadenado grito.
Nada,
en mí,
perdura
como estas palomas de anticipado invierno
que han sustituido sus alas
por tus dedos.
DEJARON SU VOZ ESCRITA…