FOTOGRAFÍA de Pura María García
La piel se aproxima.
En este inicial momento
tu piel te envuelve,
mi piel permanece como filo fronterizo.
La piel, la de cada uno,
todavía nos pertenece.
Se desploma, entonces,
el fragmento incandescente de tiempo
en que la distancia de los cuerpos
cae borrada
por el gesto mínimo
de una boca en búsqueda del otro.
Una vez más, la lengua
tiende el puente de carne
que une, en un extremo,
el precipicio de mi cuerpo
al lucero creciente de tu sexo
en la claridad emergida
que sellará mi boca.
Nada escapa, después,
al latir inaudible,
a la bóveda sutil
dibujada por los cuerpos que se arquean.
La luna fresca.
La mañana que emerge.
Las manos alboreando tus caderas
y mis muslos.
El solar de mi carne,
ocupado ahora por tus dedos
siguiendo la brújula marcada por los míos.
En tromba rítmica.
En armónico desorden.
En una voz que elude ser callada.
En un tejido corporal.
Trenzado el anhelo con el placer.
Extraviadamente hallados en el fondo
del pequeño mundo
que formamos.
Vienes y entras en la costa íntima.
Me acerco y te brindo
el lugar ocupado por mi sexo despierto
que cerca está
de despeñarse
ante tu lengua.
Y en un instante nuevo,
en un espacio que abarca lo indecible,
la piel que poseíamos no es ya más nuestra.
Hay una intersección que nos define.
Los cuerpos ejercen su espasmódica libertad.
No cabe ninguna resistencia.
El fuego blanco resbala
y se revuelve ante la quietud.
Estamos vivos.
El placer derriba el umbral de la realidad.
Como cada día, cada noche,
nos rescatamos de la obscuridad
del mundo escrito con negra tinta negra.
Gracias Pedro Calvillo por tu lectura y por difundir mis poemas!
Muy bueno
Gracias!
Gracias también a Susana, Pippo, Elloboestáaquí y Fabián Díaz por vuestra lectura!