Caminamos, en dirección opuesta
al enjambre humano
que sigue a un joven guía.
Habla sin levantar los ojos.
Sin vaciar la boca.
Sin verter la emoción
en el aire inmaculadamente roto
de esta sala cuadrada.
Nos rodean ojales de tiempo
crionizado.
Instantes congelados
que se fijan a la gelatina de plata
que impregna la sonoridad visual
de las fotografías ordenadas.
Araki Nobuyoshi desnuda los desnudos
y los desparrama, excesivos,
contra la superficie blanquinegra
de la mujer que ha secuestrado,
en la imagen, para siempre.
El guía encadena expresiones vacías.
El enjambre mira a un lado y al otro.
Ésta es la realidad, me dices sin palabras,
y no aquella que las abejas con pies parecen observar.
Sonríes, sin soltar mi mano.
El mundo,
lo demás,
lo otro
es una fotografía que nace y permanece
en un segundo plano.
bonito!!
Gracias!