FOTOGRAFÍA de Pura María García
Era fácil
caminar cuando alzaba el vuelo
la ciudad cuadriculada de tu mano.
Fácil
percibir la transcendencia de las ventanas
de madera
y metal,
flotando con su ingravidez
mientras los automóviles marcaban
las coordenadas invisibles
de los cruces
y su distinta perspectiva.
Era fácil
desaparecer de nosotros.
Permanecer en la belleza extraordinaria
que se extendía en lo incógnito
de nuestros pasos juntos.
Fácil
ser convencimiento de lo único.
Sentir la bocanada de los besos
acumulándose en la piel de nuestros rostros.
La lluvia, por caer,
evadida al fin del firmamento azul
que nos cubría.
Era fácil.
Es fácil,
extraordinariamente fácil,
amarnos a diario.
Desarmar el opio del dolor que es vivir.
Interpretarnos
el uno en el distinto otro.
Era fácil.
Es fácil
entregarnos,
como dádiva y signo,
el cuerpo abandonado a su abandono,
el gemido,
ejecutado al unísono en los labios.
DEJARON SU VOZ ESCRITA…