FOTOGRAFÍA de Pura María García
Una tela de sol
mantiene unidas las calles
por las que pasan
zapatos con suelas indiferentes.
Estoy sentada
frente a un árbol con raíces de plástico
y un patinete abandonado al óxido
y al tiempo.
La ciudad se apoya en la espalda de bruma
de un mundo
que cierra los ojos
a lo que, a cada instante, le sucede.
Los pájaros son intuiciones suspendidas.
Las hojas caídas
limpian de silencio
el mediodía insoportable, sin fragancia.
Siluetas con andares indistintos
aparecen, frente a mí, sin detenerse.
Vivimos en el suburbio de la soledad,
donde se cambia un corazón por un pitillo.
DEJARON SU VOZ ESCRITA…