FOTOGRAFÍA de Pura María García
En algunas ocasiones
releo lo ya escrito,
aquello que conforma el ilusorio término
de “mis palabras”.
Como si pudiese una mano poseer lo que crea.
Como si crear no fuese, al fin y al cabo, el acto
necesario y consecuente,
consiguiente,
a destruir lo anterior,
lo previamente hecho.
He mirado las páginas, las notas
escritas en los márgenes de libros que tienen
mis invisibles huellas
junto a asteriscos, frases y fechas
que marcan, con una flecha envenenada con indiferencia,
instantes cruzantes del tiempo sin espacio,
del espacio, ocupado por el tiempo vacío,
lleno de sentimientos que parieron versos.
Parece que mis ojos repasan el peso
de una alfombra de ayer
que podría constituir un diario encriptado
que ahora, la por siempre presente memoria,
identifica como caducos puntos y finales.
Diarios de un vacío.
Marguerite Duras escribe con palabras
desde su dolor más íntimo:
“Cuando hace sol, se ve a través de sus manos”.
En lo escrito, cuando hace sol,
me veo. A través de los versos.
Y veo el pasado, correr, huyendo a un universo
que retrocede
y se espiraliza.
Y veo la luz de un ahora conciso
y, a la vez, inabarcable,
Sin término ni fecha de caducidad,
arrastrándose con el acierto de la vida
e invadiendo el territorio que, en teoría,
solo le pertenece al futuro devenir.
Releo lo que he escrito,
sin pretender fijarlo a un instante.
Abstrayéndolo de mí,
como si fuese otra quien lo hubiera escrito.
Aunque así fuera, las partes de mí,
disgregadas en los libros escritos por otros,
en los versos curvilíneos que me han llevado a veces
a callejones adolecientes de salida,
me pertenecen y me configuran.
Soy lo que escribí.
Lo soy también ahora, cuando decido
arañar la vergüenza de verme sobre un papel
dibujada
en la crueldad de repasar poemas inconclusos.
Releo lo que escribo, también,
en esta noche de aladas libélulas
de besos, los tuyos, que permanecen en el quicio de mi boca,
de un yo que supera la vergüenza ajena de mí misma
y se deja llevar, de repente,
por el acto constante de hilvanar
el alma en el poema.
DEJARON SU VOZ ESCRITA…