FOTOGRAFÍA de Pura María García
Su mirada de tiempo, su piel gastada, la vejez que tinta sus manos…
Pero él sigue viendo, en el techo de la habitación blanca,
el volar de los pájaros y la silueta de su perra Lula.
No hay mucho espacio, a veces,
para que la esperanza tome su forma
y cauterice
el signo del vacío.
Para que cosa con su aguja
de lentitud y espera
la costura vital que nos sostiene.
Es verano
No vuelan las alondras.
La verdad parece un adorno intrascendente.
Golpean, indecisas, las horas
en su metamorfosis concreta,
en su caer concreto,
en su insinuado lamento temporal.
Siempre el mismo norte.
La misma brújula.
El mismo tren que abandona el mismo andén
cuando es de día.
Junio, como una charca
sin agua ni líquenes.
Tornasolados atardeceres
que afirman delirios incomprensibles
de un cuerpo fatigado,
que trae escrito el pasado en sus ojos nocturnos.
DEJARON SU VOZ ESCRITA…