FOTOGRAFÍA de Pura María García
Cayó la pregunta del mismo modo en el que se permite el descenso la lluvia del otoño: parece intuirse, deja traspasar la premonición de su llegada, pero mantiene en vilo la mirada, que se extravía y se aleja cuando, al cabo de un tiempo, la lluvia parece, solo lo parece, que definitivamente no llegará.
Él, una de las personas que abren la ventana de este espacio virtual que es mi blogg, me lanzó el inofensivo boomerang, precedido y rematado por signos de interrogación. Se preguntaba, me preguntaba, porqué EROS y PALABRAS, que comenzó siendo un blogg que recogía, con manos permisivas, textos en prosa, se había convertido en una sábana donde los versos, quizás, intentaban traducirme.
Su pregunta provocó el alud de pensamientos que parecen, solo lo parecen, convivir en latencia aparentemente ordenada en mi mente.
Miré atrás. Me miré atrás. Remiré el paisaje que creía haber abandonado, ese paisaje interno que es el atrezzo subjetivo que conforma mi identidad, y la desforma, y me es disconforme, y me forma, y me esculpe…y me escupe quién soy sobre la qué quizás quisiera ser o sobre la que tú, el otro, quiere que sea.
Me recordé sin cortar las oraciones, sin fragmentar las frases, sin cizallar, con mayor o menor acierto, los párrafos que, ordenados, yacían con satisfacción y seguridad sobre su propia linealidad, a la espera de los ojos lectores. Y sonreí. Me sonreí. Me sonreí a las manos, las mías, con mis labios.
He caminado, soñado, desandado, dormido, mendigado, buscado, esperado, mutilado, interrogado…sobre la invisible piel de la palabra. Mi nombre ya fue, cuando se pronunció por primera vez, una palabra. El no que profería la niña que fui al ausente padre ausente, ya fue una palabra. El adiós que se vertió, decenas de veces, de mis labios ocupados por un previsible silencio a la acera del tiempo, ya fue una palabra. El nunca, proferido con miedo e incerteza. El siempre, dicho a sabiendas de su identidad falsaria y su voluntad onírica.
He sido, soy, sombra que habita a la sombra fugaz de la palabra. Jamás -otra palabra que se sabe inexacta y arrogante- abandonaré la espalda y los pies errantes de la palabra.
Y sí, dejé a un lado el fragmento, el párrafo, la frase concreta, sin sesgar del texto, lentamente, como un navío pequeño con un timón de aire. Llegué a la costa ambigua del verso y a la isla del poema. Quizás sea aquí, allí, en el verso, donde mi corazón se permite finalmente su extravío, seguro de que cualquier interpretación de su latido por el otro será inexacta e imprecisa.
Y sí, abandoné la prosa y tejo versos. Pero, también es cierto, que antes de deshilachar el poema, mi pensamiento es un texto, una maraña de prosa, frases, oraciones, íntimos sucesos, que, ante el caos de su impronunciamiento, busca, con el ímpetu de una criatura, el cobijo de una casa con paredes breves, ventanas entre una línea y otra, la brevedad de un pasillo que no conduce más que al corazón, ser efímera en su nada.
Y sí, mi pensamiento busca cobijo en el hogar del verso.
Un placer leerte en prosa y conocer de tu mano el tránsito que te trajo a la poesía… Un gusto observar cómo hilvanas las palabras, las palabras exactas, para que expresen emociones concretas y al final, verso a verso, un hermoso poema …Un abrazo!!
Cuántas «muchísimas» gracias por cruzar siempre la puerta de mi casa de palabras.Un abrazo grande!
BRUTAL!! Ja saps que per a mí és més asequible la prosa, però siguii així o en vers, és una meravella llegir-te, seguir-te escriguis damunt paper, pell, o a l´aire.
M´ha encantat seguir el teu viatge.
Amb companys de viatge com tu…Ítaca és a prop.Una aferrada
Efectivamente, pero son cosas distintas, o quizá no cosas, son vistas distintas. A veces la vida se vive en prosa y otras en esa oración del poema, ya sea verso o fluir continuo del ser.
Muy buena entrada.
Abrazo
Muchísimas gracias por tus palabras. Un abrazo