FOTOGRAFÍA de Pura María García
Queda, únicamente, mirarle de frente.
Capturar en la retina
su iridiscencia obscura.
Sostener la respiración.
Sentir la sangre como un dique
que le inmoviliza hasta adentrarle
en la penumbra de lo claro.
Queda preguntarle cómo nos nace en la garganta
y nos alcanza el corazón,
la espalda,
la mirada.
Aquí, entre los dedos, deshacerlo.
Aquí, entre los ojos, sentirle invisible.
Repetir, una vez más, verbos como amar
naufragar, descender, sentir,
vivir
los pensamientos que resurgen del barro.
Me encantó este poema, visceral, y reflexivo, como una definición perfecta, que uno viste según sienta. Muy Buenooo 👍👍👍👏👏
Gracias por tu visita y tus palabras!