A Elisabet y Adrián
Ella extiende sus manos.
Él fábrica pulseras de arcoíris. Las engarza a sus muñecas.
Los errantes ya desertaron los hogares
y se hicieron amigos de perros y luciérnagas.
Los errantes se aman
con un amor terrestre que oscila entre la luz
y el salitre de las sombras.
Ellos caen
y se levantan.
Ellos miran de frente al avaro
que deshace sus monedas al tocarlas.
Recomponen sus huesos, cada día.
Diagrama de memorias y deseos.
Los errantes carecen de trajes con los que caminar desnudos.
Se reconocen.
Se saben grietas del muro que es la vida.
Se aman.
Se dicen en un apenas lo que cabría en un todo.
M’encanta la darrera frase. Diu tant!!!
Una abraçada
Bellissima poesia solidale, Buongiorno!
GRAZIE!!!!