FOTOGRAFÍA de Pura María García
Siempre sentir
esta voraz hambre de tu boca,
el anhelo por despeñarme
entre tus labios.
Ceder al movimiento incandescente
que hace que mi lengua
se levante,
te serpentee el interior
y en él descienda.
Sentir siempre
el resto blanquecino
de tu saliva hecha espiga.
Deshilachadas hebras
de humedad
que se renueva sin esperar
la complacencia del tiempo.
La boca.
Tu boca.
Redobla su hondura
en un tumulto de besos
que se encienden y dirigen,
desde ella,
mi cuerpo hacia tu sexo.
Siempre sentirme apostada
en el pórtico,
que quema,
de tus labios.
Demolerlo, con roces imperfectos.
Derribarlos.
Derribarme.
Dejarme vencer
por su espesura.
Sentirte.
Es un poema precioso y seductor hasta más allá de la norma. Me encantó.