FOTOGRAFÍA de Pura María García
La derrota acontece,
nos acontece, cada día.
Desata su cordaje y oscurece las horas
antes blancas.
Impasible nos deja los líquidos instantes
en los que el tiempo vence a las flores de plástico.
La derrota
respira
como un pájaro viejo.
Es un lugar desértico
en el que nunca temblaron las rocas sumergidas
en la arena disgregada.
Vencida luz
Luz derrotada.
La derrota nos vence, cada día.
nos cae como una losa de cemento
que nos condena a visitarnos,
observarnos
juzgar al enemigo que vive con nosotros,
dormido en un sueño que rechaza la esperanza.
Los amores sucumben a su paso truculento:
se quedan sin besos los labios confidentes,
los dedos no alcanzan el pubis convidado,
las almas atraviesan ese llanto silencioso
que solo se hace audible en el silencio de uno mismo.
Inmensa.
Mortal.
Certera.
Humana.
La derrota se asemeja al aliento singular de la tiniebla.
Tiene su aroma.
Y una figura que entra en tus ojos,
los inunda de silabas de hastío
y finge
una máscara de víctima que ignora.
DEJARON SU VOZ ESCRITA…