FOTOGRAFÍA de Pura María García
Hoy llueve.
La realidad se ha convertido
en un gran charco
y, sin embargo,
la lluvia
—ver llover—
es un aullido del cielo
que se nos hace extraño.
Llueve un agua
que, en modo alguno,
limpia las calles, pues es,
en su liquidez,
contrapunto de millones de almas.
Llueve un agua chapucera,
manchada de la nada rutilante.
Es un aspaviento.
Es una pose.
Es un canto inútil
de las nubes
al suelo.
Muy bueno
Gracias por tu lectura!
Ploqui o nevi el teu capet en fa un poema, gràcies