FOTOGRAFÍA de Pura María García
Música: Memoria de un paisaje (CHE VALLE)
Están ausentes los gladiolos.
Al paisaje se le ha desmoronado la memoria.
Las puertas faltan, flanqueando las paredes
levantadas sobre el suelo, ahora inexistente.
Montañas. Aves.
La línea irreal que reverencia el infinito
y lo hace inalcanzable.
Los árboles vocean horas en blanco.
Silabean instantes
de piel muerta.
Piel de tierra.
Piel invisible del paisaje.
Y la amnesia regresa…
Cubre los campos yermos.
Asola las torres a las que jamás regresaron
las cigüeñas.
Es el paisaje vacío,
externamente ausente.
Extrañamente un lienzo negro silencio.
Cobra vida, antes de exhalar
el aliento final que lo sustenta.
Y el paisaje se cae.
Se desmorona.
Se descubre justificado en la amnesia
que borra los rastros,
las bocas.
Y los ojos contempladores.
Y las manos de arena.
Ahora está vacío de sí mismo.
Es un paisaje en la pausa de la naturaleza muerta.
Y la mirada, entonces, perdida
y absurdamente viva,
empuña un pedazo de vidrio
y acomete su suicidio.
Cae el paisaje sin memoria.
Allá, en la distancia, al otro extremo de su nada
el paisaje se asemeja a una guitarra rota.
DEJARON SU VOZ ESCRITA…