FOTOGRAFÍA de Pura María García
Madre, quiero ser poeta.
Solo.
Una poeta sola.
Sola en la soledad que nos es común
y designa
a los poetas.
No quiero verme reflejada
en la mirada de los hombres,
ni dicha en su boca,
ni pronunciada en más idioma
que el silencio previsto,
anticipado
a ese otro silencio permanente
teñido de azul,
violeta,
negro,
rojo:
el silencio irrevocable de los muertos.
Yo quiero ser, si he de ser algo,
poeta sola.
Solo poeta.
Caminar sin que nadie sea capaz de medir la distancia
que, voluntariamente, me separa del otro.
Sola en mi soledad.
Abandonada a su dulzura.
Dejada caer en su regazo de nada,
en su vacío.
Yo no quiero, madre, tener patrias de cartón
y de mentiras,
estúpidas patrias,
inservibles patrias.
Yo, madre, quisiera
ser expulsada de islas, países, continentes.
No llorar más que versos.
No besar más que versos.
No gritar más que versos.
No dormir más que horas de versos.
Si pudiera, madre, aún a costa de ser
quien tú no quieres,
me gustaría ser solo poeta.
Poeta sola.
Solear por este mundo solo
que tú imaginas repleto de existencia.
Ufffffff. No tengo palabras. Hermoso todo música y poema
Muchisimas gracias por tu visita, lectura y sensibilidad.Un abrazo
poeta voluntaria, tiene una cadencia que mueve. Saludos, espero que estés bien. Un abrazo.
De poeta a poeta, con palabras de versos: gracias por tu visita y tu sensibilidad. Un abrazo!
Pingback: CANCIÓN DE INFANCIA — EROS Y PALABRAS by Pura María García – Felicia Argüelles
Buenísima la cadencia y el soniquete que te va dejando… me encantó el poema. Un fuerte abrazo
Muchísimas gracias por tus palabras! Un abrazo de vuelta