FOTOGRAFÍA de Pura María García
Cruje el calor bajo mis pies.
Tanto como el hielo
que quiebra los cristales
de las invisibles ventanas del invierno.
Los dedos se cierran.
Se arquean
ante un dolor crónico
que acontece, irremisible,
a cada paso.
No es la fragilidad del camino,
sino la queja abierta de las huellas.
Qué bonic. M’encanten les analogies que inventes
Una aferrada molt gran!
Bellos versos, Pura.
Fuerte abrazo.
Un abrazo de vuelta!