Se enciende la madrugada como una perilla vieja.
Lentitud.
Decae la noche, construida con giros alternantes de mi cuerpo sobre las sábanas.
La cama es mía. La llevo conmigo desde hace años, tantos que no podría situar en mi línea del tiempo cuándo decidí que me acompañaría, casa a casa, hasta un final que no me atrevía a predecir. Es suficiente. Suficientemente pequeña para no perderme en el delirio nocturno en el que, como yo, las estrellas también escapan. Suficientemente amplia para que mi fobia a los espacios limitados y angostos no aparezca y mis palpitaciones retumben en mi caja torácica.
Un dosel metálico, con una ligera pátina de falso oxido que le hace parecer antigua. Una almohada que, a ambos lados, no llega a cubrir la amplitud del colchón. La sábana bajera ha perdido la flexibilidad del engomado que, una vez, también hace tiempo, la convirtió en una piel de algodón ajustable. La cama respira, a cada tanto, cuando despejo su rostro del edredón que la cubre. A veces, creo sentir su aliento de refugio, su olor a cuerpo, su textura inmutable.
La noche, ahora, cede el paso a la madrugada. Espacio indefinido y misero durante el cual el tiempo siente la frustración de no poseer la negritud insondable de la noche, ni la luminosidad creciente de la mañana que nace.
Estoy sobre la cama. Ojos abiertos. La boca, su sabor, me recuerda los minutos en los que me ha ganado, de nuevo el insomnio. La ventana, abierta a duras penas, hendidura de aire que roza mi rostro. La luz. La luz. ¿Cuándo regresará la luz? ¿Cuándo la noche dejará de ser un lago sin peces?
He soñado, brevemente, que en los ojos me crecen pestañas de tiempo, pupilas de instantes. He soñado que mi mirada observa, con el ritmo de un reloj, al tiempo. Al que aún no ha sucedido.
Es madrugada.
Es duermevela sobre mi cama.
Ya, sin palabras ¡Abrazo grandote!
Un beso grande! Y mis «milgracias»
És fantàstic com fas poesia de qualsevol cosa qüotidiana.
I la foto no pot ser més encertada.
Mestra de mestres.
Petonassos
Ai…mira qui parla de mestres…cada vegada que faig «clic» amb la màquina de fotografia que vaig comprar-te penso…que no em contagiaré de l’art del Ferran??? Temps…i un self-portrait fet…amb una ISO de temps 😉 Besots
No tens res a envejar…Jo sí